DE CERIO Y CASTILLO

Valga en primer lugar mis respetos por las decisiones individuales de cada jugador de la Real Sociedad, pero hay que ser contundentes con una filosofía y un agradecimiento al club que ha hecho ser jugador de fútbol a cada componente de la plantilla.

Hoy en día, vemos que los valores de la sociedad, del entorno en el que nos desarrollamos, ha perdido casi todo tipo de arraigo, solo vale triunfar y poder ser mas, si eso lo trasladamos al fútbol, las nominas que se pagan, vemos que el privilegio que el balón ha dado a unos pocos no esta en consonancia con el agradecimiento a los que han hecho posible que ese jugador forzado con cariño en la cantera, repercuta de alguna manera como un activo para el club. Los casos de Iñigo Diaz de Cerio y Castillo, pueden ser, a no ser que cambie en breve su situación, dos claros ejemplos, muchos pensamos, reflexionamos, como después de haber formado dos jugadores, estos, no tengan la mínima consideración hacia su club de formación, se irán gratis, pero lo que es peor, no han entendido lo que significa la Real Sociedad. Si el dinero, las miras mas altas, legitimas, son el único aliciente por el cual han estado en Zubieta, ojala se hubieran ido hace años, si un jugador de casa, no da en los momentos de máxima necesidad un valor añadido a su vida, y no ayuda a su club, me habrá demostrado que desde el primer día se equivocaron de club.

Seguramente el fútbol ha evolucionado, mucho, pero observo con preocupación que los valores sociales, esa palabra de compromiso de la cual los vascos y gipuzkoanos en particular, hemos tenido como premisa de comportamiento, se dilue en el fútbol como un azucarillo, cada día el potencial del fútbol, la mano, o mejor dicho la garra de nuestro vecinos Bizkainos, se pasea con mas impunidad por nuestras promesas, y si el valor compromiso personal por el club que te formo, por los colores, y por el arraigo de la provincia no son las constantes vitales, nuestro acta de defunción esta a la vuelta de la esquina.

( Foto del Diario Vasco )